lunes, 10 de noviembre de 2014

El Presidente desnudo


Erase una vez un reino situado allá en los confines del mundo conocido por los romanos en el que nació y vivió un político conservador que, como resultado de la victoria de su partido en las elecciones del 20 de noviembre de 2011, se convirtió en el sexto presidente del Gobierno de la España democrática. Nieto e hijo de juristas, se licenció en Derecho con ayuda del Santo Apóstol Santiago, quien a lo que parece también contribuyó a hacerle ganar unas oposiciones a registrador de la propiedad, con lo que ya a edad temprana aprendió que se podía ganar dinero con poquísimo esfuerzo y menos sacrificio.

Cauto, desconfiado y austero como buen celta, solo se permitió ser algo coqueto luciendo una barba que tapaba las cicatrices de un accidente de tráfico de juventud, y dejarse seducir por los cantos de sirena de sus aduladores del partido, quienes embaucados por unos charlatanes enviados a tal fin por la cúpula de la oligarquía económica y financiera “de toda la vida”, le hicieron creer que era el candidato ideal para dirigir su país, puesto que poseía la capacidad de tornarse invisible cada vez que surgiera un problema serio de gobernanza.

Ante las presuntas irregularidades cometidas por los directivos vinculados a su partido de la empresa Emarsa -el primer caso que trascendió de un larguísimo rosario de actos delictivos a cargo de políticos mediocres, negligentes o simplemente incompetentes y de moral corrupta- y como hombre cauteloso y temeroso que era (de hecho, ni siquiera el mismo estaba convencido de ello), "Maricomplejines" encargó a sus mujeres y hombres de mayor confianza que comprobaran personalmente su don y estos, tras reunirse con los representantes de los medios de comunicación controlados por el Gobierno, exclamaron al unísono que era cierto, que se había vuelto invisible y que nadie podría nunca asociarle con Emarsa ni con ningún otro caso de corrupción dentro o fuera de su partido, ya se tratara de regalos, viajes, fiestas de cumpleaños, trajes, coches de lujo, relojes, sobresueldos en negro, tarjetas opacas, o armarios de los que salir un día de estos.

El pueblo, en su gran mayoría temeroso de ser señalado como seguidor de ZP y culpable por consiguiente de la brutal crisis económica en la que se había hundido el Reino de España (al haber vivido por encima de sus posibilidades), alabó una y otra vez la habilidad de su jefe para desaparecer y comparecer esporádicamente en las pantallas de plasma a instancias de la prensa, a pesar de que a su alrededor miles y miles de personas iban perdiendo gradualmente sus trabajos y sobre todo sus derechos a un trabajo digno, a vivienda, una educación y sanidad públicas y gratuitas, a las ayudas a la dependencia, a los subsidios al desempleo, etc., pero nadie se atrevía a decir lo obvio, que podía ver al Presidente y que éste lucía un desnudo integral.

Tuvieron que ser unos jóvenes (niños de colegios e institutos) los primeros en evidenciar que el presidente no era invisible y que a su parecer se encontraba sencillamente “en pelotas”. A pesar de la fuerte represión policial, a los escolares les siguieron universitarios, y luego trabajadores y parados de todos los sectores, que protestaban pacíficamente y se negaban a seguir siendo utilizados por banqueros, políticos y empresarios desaprensivos, fenómeno que se conoció como 15-M, y que con posterioridad dio origen a nuevas formaciones políticas como el Partido X y Podemos.

El Presidente les oyó pero no les escuchó, argumentando que no eran representativos, ya que la mayoría del pueblo alababa su invisibilidad y su labor de facilitador de lucro y mantenedor de la plutocracia. Tampoco escuchó a los que clamaban ante cada nuevo escándalo de corrupción,…. Pasó un día y otro día, un mes y otro mes pasó, dos años pasado había cuando la “CIStitis” de octubre mostró que había  desaparecido la ignorancia colectiva del hecho obvio de que la clase política es (en un significativo porcentaje) corrupta y colaboradora necesaria del poder económico -cada vez más rico e influyente- frente a una gran mayoría empobrecida y sacrificada, y de que el gobierno insiste en su defensa de la invisibilidad, a pesar de las evidencias del pueblo y de que haya surgido un nuevo partido político que en tan solo 10 meses, se ha colocado en primera posición en intención directa de voto.

Y lo peor de todo es que los necios siguen alabando la hechura, el diseño, los colores y la caída del traje del Presidente, confeccionado con supuestas sedas orientales suministradas por pícaros embaucadores, mientras censuran los “trapitos” de Alcampo que viste Don Pablo, a sabiendas de que el Presidente lleva mucho tiempo mostrando nada más que sus “vergüenzas” al pueblo soberano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario