viernes, 19 de octubre de 2012

is Lucy in the sky again?



Hacía tiempo que, por simple pereza, no me sentaba frente a este blog para alimentarlo con una nueva entrada, pero hoy he conocido a alguien  cuya simple existencia me ha llenado de satisfacción y reconciliado con la condición de español, últimamente tan poco cotizada en los llamados mercados internacionales. Alguien con inteligencia, imaginación, y sobre todo, con una gran frescura en sus planteamientos vitales, alguien a quien me permitiré la licencia de llamar Lucy.

Es bien sabido, que en situaciones de crisis tan graves como la actual, la pérdida generalizada de autoestima te lleva a pensar que han desaparecido los talentos y solo existe mediocridad en un entorno gris y triste, pero parece claro que no es verdad, a la vista de mi reciente encuentro y de los cientos de encuentros similares que, cualquiera de nosotros, tiene en algún momento de su vida, ya sea escapando de su entorno, o sin tan siquiera salir de su propio pueblo o barrio.

En mayo del año 1967, la cosa no estaba precisamente como para echar cohetes: Kennedy había sido asesinado 4 años antes; los guardias rojos en China detenían y torturaban a miles de inocentes; en el mundo entero se celebraban manifestaciones multitudinarias contra la guerra de Vietnan; había estallado la guerra de los seis días en Oriente Próximo, mientra EE.UU. daba luz verde a la guerra biológica; nacían bebés con malformaciones a causa del calmante alemán talidomida (los alemanes siempre han tenido una extraña predilección por las sedaciones en masa)…., y en definitiva, había una crisis de valores y económica generalizada, pero he aquí que, cuando se estaba agotando la esperanza, irrumpe Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band rompiendo con la monotonía y tristeza de Occidente, with a little help from my friends, llenando de luz y color a medio orbe.


Vale que Lucy in the Sky with Diamonds (o sea, el LSD), echó una manita, pero creo que podemos convenir en que la psicodelia solo ayudó un poquito al sargento Pimienta en su labor de conseguir un mundo mejor, mundo que se alcanza, unos meses más tarde, tras los bombardeos de los B-52 americanos sobre la población civil de Saigon, la masacre de mujeres y niños en My Lai, la represión policial de estudiantes y trabajadores del mayo francés, la matanza de estudiantes en Tlatelolco, la invasión de Checoslovaquia por los tanques soviéticos para acabar con la primavera de Praga,……, manifestaciones todas ellas inequívocas de que los “propietarios del sistema” estaban "cagados" de miedo porque percibían que estaban perdiendo el control y había llegado el final de una etapa.


Y es que, todavía hay vida fuera de los despachos oficiales de las diferentes instituciones del Estado, partidos políticos y sindicatos,  gente creativa, capaz de captar la belleza de esa vida, de plasmar en una instantánea cómo el azar (o los dioses) juegan con nosotros y el resto de seres vivos que habitamos este planeta. ¿Serán ellos los nuevos Beatles diez lustros más tarde?. Y lo que es más grave, ¿tendremos que ser testigos (o víctimas) de una nueva represión masiva de aquellos que nos manifestamos en contra de los que manejan los hilos del sistema?. Parafraseando a Neil Amstrong, ¿estamos ante un gran salto para la humanidad?, ¿es el inicio de otra nueva etapa?.

Y mientras nuestros hijos, replicando la experiencia de Julian Lennon, exclaman al unísono "Look dad, it's Lucy, in the sky with diamonds", no podemos dejar de darle vueltas al coco, una y otra vez, sin encontrar la respuesta a la pregunta de si Lucy está en el cielo de nuevo, aunque sus ojos no estén hechos de diamantes, ni de zafiros como los del Príncipe Feliz, ni arda un gran rubí rojo en su puño, y ni tan siquiera esté revestida de madreselva de oro fino. Tal vez  esté llorando al contemplar el sufrimiento de millones de seres a su alrededor, o tal vez sea la golondrina capaz de distribuir su riqueza entre los más necesitados. Oscar Wilde nos mostró que las golondrinas son capaces de tamañas proezas, pero ¿lo son las gaviotas?