Hacía tiempo que, por simple pereza, no me sentaba frente a este blog para alimentarlo con una nueva entrada, pero hoy he conocido a alguien cuya simple existencia me ha llenado de satisfacción y reconciliado con la condición de español, últimamente tan poco cotizada en los llamados mercados internacionales. Alguien con inteligencia, imaginación, y sobre todo, con una gran frescura en sus planteamientos vitales, alguien a quien me permitiré la licencia de llamar Lucy.
En mayo del año 1967,
la cosa no estaba precisamente como para echar cohetes: Kennedy había sido
asesinado 4 años antes; los guardias rojos en China detenían y torturaban a
miles de inocentes; en el mundo entero se celebraban manifestaciones
multitudinarias contra la guerra de Vietnan; había estallado la guerra de los
seis días en Oriente Próximo, mientra EE.UU. daba luz verde a la guerra biológica; nacían
bebés con malformaciones a causa del calmante alemán talidomida (los alemanes siempre han tenido una extraña predilección por las sedaciones en masa)…., y en definitiva,
había una crisis de valores y económica generalizada, pero he aquí que, cuando se estaba agotando la esperanza, irrumpe Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band rompiendo con la monotonía y tristeza de Occidente, with a little help from my friends, llenando de luz y color a medio
orbe.
Vale que Lucy in the
Sky with Diamonds (o sea, el LSD), echó una manita, pero creo que podemos convenir en que la
psicodelia solo ayudó un poquito al sargento Pimienta en su labor de conseguir
un mundo mejor, mundo que se alcanza, unos meses más tarde, tras los bombardeos de los
B-52 americanos sobre la población civil de Saigon, la masacre de mujeres y
niños en My Lai, la represión policial de estudiantes y trabajadores del mayo
francés, la matanza de estudiantes en Tlatelolco, la invasión de Checoslovaquia
por los tanques soviéticos para acabar con la primavera de Praga,……,
manifestaciones todas ellas inequívocas de que los “propietarios del sistema”
estaban "cagados" de miedo porque percibían que estaban perdiendo el control y
había llegado el final de una etapa.
Y es que, todavía hay vida fuera
de los despachos oficiales de las diferentes instituciones del Estado , partidos políticos y sindicatos, gente creativa, capaz de captar la belleza de esa
vida, de plasmar en una instantánea cómo el azar (o los dioses) juegan con
nosotros y el resto de seres vivos que habitamos este planeta. ¿Serán ellos los
nuevos Beatles diez lustros más tarde?. Y lo que es más grave, ¿tendremos que ser testigos (o víctimas)
de una nueva represión masiva de aquellos que nos manifestamos en contra de los
que manejan los hilos del sistema?. Parafraseando a Neil Amstrong, ¿estamos ante
un gran salto para la humanidad?, ¿es el inicio de otra nueva etapa?.
Y mientras nuestros hijos, replicando la experiencia de Julian Lennon, exclaman al unísono "Look dad,
it's Lucy, in the sky with diamonds", no podemos dejar de darle vueltas al coco, una y otra vez, sin encontrar la respuesta a la pregunta de si Lucy está en el cielo de nuevo, aunque sus ojos no estén hechos de diamantes, ni de zafiros como los del Príncipe Feliz, ni arda un gran rubí rojo en su puño, y ni tan siquiera esté revestida de madreselva de oro fino. Tal vez esté llorando al contemplar el sufrimiento de millones de seres a su alrededor, o tal vez sea la golondrina capaz de distribuir su riqueza entre los más necesitados. Oscar Wilde nos mostró que las golondrinas son capaces de tamañas proezas, pero ¿lo son las gaviotas?